En este momento estás viendo Por qué me agarra ansiedad a la noche?

Por qué me agarra ansiedad a la noche?

¿Te pasó alguna vez de sentir que el día termina, pero adentro tuyo algo recién empieza?

Estás por dormir y de golpe, sin aviso, una inquietud se instala. No es miedo, pero asusta. No es tristeza, pero duele. Una especie de energía que no sabés de dónde viene, ni cómo calmar.
¿Por qué me agarra ansiedad a la noche? La pregunta se vuelve insistente. Y no hay respuestas simples. Durante el día, solemos estar ocupados. Trabajo, estudios, hijos, redes sociales, series, mandados. Siempre hay algo que hacer. Pero cuando llega la noche, cuando baja el volumen del mundo exterior, algo del mundo interior se activa. No es casual. El silencio y la quietud pueden volverse, para muchas personas, una puerta de entrada a sensaciones difíciles de sostener. Y en esa puerta aparece, a veces, la ansiedad.

Desde el psicoanálisis, se ha hablado de algo llamado «ansiedad flotante». Es una forma particular de ansiedad: no está atada a un pensamiento concreto ni a un problema específico. Simplemente… aparece. Podés estar acostadx, en calma aparente, y sentir cómo el pecho se cierra, los pensamientos se aceleran, el cuerpo se tensa. No sabés si estás anticipando algo o escapando de otra cosa. Solo sabés que no podés dormir.

Esta forma de ansiedad no se origina en recuerdos o conflictos del pasado, sino en lo que está ocurriendo en el presente. Es decir: no es que algo «mal resuelto» del pasado vuelve, sino que algo actual —a veces no registramos qué es— está generando un estado interno difícil de procesar.

La expectativa como nudo: ¿y si lo que inquieta es lo que aún no pasó?

Muchos sentimos ansiedad por lo que podría pasar. Una expectativa vaga, una anticipación sin forma. Tal vez te suene familiar esa escena: te vas a acostar, pero la cabeza empieza a imaginar todo lo que podría salir mal mañana. O aparece la idea de que deberías haber hecho más. O que estás por fallar. Esta ansiedad “sin rostro”, como la llama la teoría psicoanalítica, no siempre tiene lógica, pero sí tiene fuerza. Y aparece, con frecuencia, de noche.

¿Qué tiene que ver el cuerpo en todo esto?

se señala que muchas veces la ansiedad nocturna se manifiesta directamente en el cuerpo: tensión muscular, sudor, molestias gastrointestinales, taquicardia, sensación de falta de aire. Pero eso no significa que sea solo física. Lo que sucede es que el cuerpo se vuelve portavoz de lo que no puede decirse con palabras.

¿Qué hacemos con esto? No hay una receta universal. Pero sí hay algo que puede marcar la diferencia: dejar de pelear contra eso que aparece y empezar a escucharlo. No como diagnóstico, ni como sentencia. Sino como señal. Tal vez la ansiedad no sea el problema, sino la forma en la que tu cuerpo y tu mente intentan avisarte algo. Algo que no se puede callar con pastillas ni con frases hechas, sino que pide ser atendido, con paciencia y con un acompañamiento adecuado.

El síntoma no es el enemigo: es el mensajero

Desde un enfoque psicoanalítico, los síntomas no se eliminan sin más. Se descifran, se trabajan, se elaboran. La ansiedad, sobre todo cuando aparece en la noche y de forma repetida, puede ser una brújula desorientada, pero brújula al fin. No se trata de suprimirla, sino de entender qué lugar ocupa en tu historia, en tu forma de estar en el mundo, en tus vínculos. Qué sostiene, qué tapa, qué intenta decirte.

No se trata de normalizarlo. Tampoco de alarmarse. Se trata de acompañarlo con preguntas, con tiempo, con alguien que pueda estar ahí para ayudarte a ponerle palabras.

Comparto algunas técnicas para calmar la ansiedad de noche

  • Respirar conscientemente: Inhalar por 4 segundos, sostener por 4 segundos, exhalar por 6. Sentí el aire entrar y salir, toma conciencia de tu cuerpo.
  • Meditación guiada o mindfulness: Escucha alguna meditación breve, no para no sentir sino para escuchar tu mente y tu cuerpo sin exigencia. Existen muchas opciones en en youtube o podcast
  • Aromaterapia: Podes usar un difusor, velas o aceite esencial en la habitación. La lavanda por ejemplo ayuda a relajar.

¿Y si la ansiedad persiste?

Si la ansiedad se vuelve recurrente, si no podes dormir, si comes por ansiedad sin hambre real, si nada parece calmar lo que sentís, tal vez sea hora de buscar acompañamiento.
A veces creemos que tenemos que “Poder solos”, pero la ansiedad no es debilidad. Es una señal. Y puede ser efecto de exigencias internas, duelos no resueltos, miedos, traumas no elaborados.
La terapia psicológica, sobre todo con orientación psicoanalítica, es un espacio donde eso que parece desordenado puede empezar a tomar forma.
Un lugar donde la ansiedad deja de ser un obstáculo y se vuelve una vía de acceso a vos mismx.

Bibliografía consultada

Freud, S. (1909/2001). Análisis de la fobia de un niño de cinco años (el pequeño Hans). Obras Completas, Buenos Aires, Amorrortu Editores, Vol. X, 1-118.
Freud, S. (1926/2001). Inhibición, síntoma y angustia. Obras Completas, Buenos Aires, Amorrortu Editores, Vol. XX, 71-164.
Revista de la Sociedad Argentina de Psicoanálisis • Número 14 • 2010

Deja una respuesta